(Esto ocurrió el viernes por la mañana que lamentablemente no lo pude postear debido a fallas técnicas.)

Hoy, después de haberme levantado tarde para ir a la escuela:
Papa de Rou: Oye Rou ¿no te quieres ganar $100?
Rou: (Eso funcionaba cuando tenía 10 años, ahora?. Pues también porque estoy necesitado de dinero) Ahm? si, porqué
Papá de Rou: Lo que pasa es que los gatos atraparon una rata
(Nota aclaratoria: El papá de Rou le tiene miedo, que digo miedo, pavor a los roedores seguramente por algo que le paso de chico ja)
Rou: (Supuse que tenía que hacerla de SEMEFO y recoger a la susodicha) ¿Ah si? Pues ahorita voy
Y una vez que me terminé de vestir en chinga fui a ver a la dichosa rata y cual iba a ser mi sorpresa de que era del tamaño de un gatito pequeño: 30cms de largo y la cola era del grosor de un cable de teléfono. Con semejante imagen pensé que sería mejor dejarla ahí puesto que las fieles mascotas seguían como centinelas cuidando a su presa y que sería mejor levantarla después de haber ido a la escuela. Entonces me hice de desayunar tranquilamente cuando pensé que si la levantara en la tarde, el calor haría que se apestara y la escena fuera mucho peor. Me armé de valor y empecé a decirme que no era más que un simple animalito de la creación que había tenido un destino fatal, pero valió madres cuando la recogí con una bolsa en mi mano y pude sentir lo grueso de su cola y ver cómo traía la lengua de fuera, pero lo peor venía enseguida: me acordé de que había terminado de desayunar y me dio un asco impresionante, casi vomito enfrente de la pobre rata que no tuvo la culpa. Estaba amarillo del asco, pero ya la tenía en la bolsa, cosa que no era suficiente, necesitaba otra porque si ?los de la basura? se dan cuenta, me van a mandar al carajo (believe ir or not), así que la metí en mas bolsas y la saqué para que se la llevaran.
Con mis $100 en la bolsa me di cuenta de que ya era demasiado tarde para ir a la escuela así que le pisé el acelerador. Llegué como 15 minutos tarde pero no hubo tanto problema con el profesor. El problema vino cuando estaba filosofando de las ratas y que le había hecho de enterrador en mi propia casa, además claro, de lo que iba a comprar con esos $100 y todo en un solo lugar: mi clase de historia del arte.