Al estar manejando (parece ser que se esta convirtiendo en mi momento de inspiración) me puse a pensar que la gente tenemos la mala costumbre de reflexionar acerca de nuestros actos cada fin de ciclo. Esto causa que únicamente nuestras promesas de "voy a cambiar esto o aquello" sean para las primeras temporadas del siguiente ciclo y es que a la mitad "algo pasa" que hace que nuestra brújula marque otra dirección.
Recuerdo que cuando era pequeño -desvanecimiento de imagen tururururuturururu- (cuando el cirquero era pequeño), empujaba mi baúl de madera para poder alcanzar a ver a través de mi ventana y mirar hacia abajo y dependiendo de la temporada veía a mis gatos y/o a mis tortugas en el jardín de atrás del circo echad@s tomado el sol. Con esa imagen me quedaba divagando y mirando al cielo (una casa color beige me cortó un poco el panorama pero prevalece esa vista..) pensando en lo sería de mí cuando fuera grande y llegar a los veintes: acabaría la carrera, tendría un empleo y (aquí viene lo mejor) mi propia casa, en su defecto un departamento con parquet y cierta decoración minimalista (en esa época no sabía que así se llamaba pero no lo quería muy recargado, solamente una que otra cosilla por ahí).
Ya llegué a esa temporada que de niño pensaba que iba a ser una persona un tanto solitaria y autónoma para darme cuenta que ya no necesito mover mi baúl de madera para alcanzar mi ventana; ahora las logro abrir perfectamente para fumarme un cigarro por las noches mientras pienso en cómo podría acomodar los muebles de lo que algún día será mi casa
Photo!
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