Al momento de estar revisando las fotografías me había faltado una de nombrar, y esa era la de la pequeña Jélica. Recuerdo que cuando recibí esta foto, leí en la parte trasera de la misma:
Recuerdo de mi perro Jesús
Lamentablemente yo no conocí a su mascota pero seguramente debió de haberla querido mucho para guardar un recuerdo de él. Al preguntarle a Jélica acerca de la misma, me contó que se trataba de su cuasi hermano, ella le llevaba un año de nacida pero no era diferencia significativa para que no se llevara tan bien como cuando los dos eran niños. Jesús la cuidaba cuando salía a caminar por las tardes, la defendía contra otros perros que le ladraban en las esquinas y también se dormía con ella en su regazo por las tardes.
Era simplemente la mascota perfecta.. hasta que Jélica creció y tuvo su primer novio.
Hago esta distinción porque el pequeño perro cambió de carácter radicalmente, no se dormía más con ella, no jugaba a la pelota en las tardes y mucho menos se le acurrucaba antes de dormir. Pero este cambio no se debía a que el perro no quisiera, era la misma Jélica quien empezó a alejarse de él, obviamente prefería estar con su galán a estar con una cruza de bull-dog con cualquier otra cosa.
Recuerdo de mi perro Jesús
Lamentablemente yo no conocí a su mascota pero seguramente debió de haberla querido mucho para guardar un recuerdo de él. Al preguntarle a Jélica acerca de la misma, me contó que se trataba de su cuasi hermano, ella le llevaba un año de nacida pero no era diferencia significativa para que no se llevara tan bien como cuando los dos eran niños. Jesús la cuidaba cuando salía a caminar por las tardes, la defendía contra otros perros que le ladraban en las esquinas y también se dormía con ella en su regazo por las tardes.
Era simplemente la mascota perfecta.. hasta que Jélica creció y tuvo su primer novio.
Hago esta distinción porque el pequeño perro cambió de carácter radicalmente, no se dormía más con ella, no jugaba a la pelota en las tardes y mucho menos se le acurrucaba antes de dormir. Pero este cambio no se debía a que el perro no quisiera, era la misma Jélica quien empezó a alejarse de él, obviamente prefería estar con su galán a estar con una cruza de bull-dog con cualquier otra cosa.
Los meses pasaron y Jélica terminó con su novio, desolada y triste volteó hacia su mascota pero el entonces ya envejecido Jesús no le hacía caso. Intentó con una pelota y nada, con la mejor comida para perros y aquél ni se inmutaba. Las últimas semanas se quedó en casa con él esperando lo inevitable esperando en la ventana, justo como cuando la conocí.
Photo!
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