Los meses pasados he estado en el aeropuerto más veces de las que he viajado en un avión y es que si he estado yendo es para despedir amores, recibir amistades o simplemente "estar en él". Y es que desde que era un cirquerito, me encantaba acompañar a mi mamá para ver entre la gente si llegaba o no mi padre (en general siempre llegaba). Si había que ir por alguien, ahi me tenían, en primera fila viendo a toda la gente pasar con sus maletas, con esas caras de preocupación y otros nostálgicos porque sabían que regresarían con un asiento vacío... pero simplemente me encantaba!
Hoy en día las cosas siguen siendo iguales: el aeropuerto sigue siendo para mi, la balanza perfecta entre la alegria y tristeza entre una eternidad y una esperanza que se pierden en el despegue diario...
Todos se van o todos llegan pero siempre me encuentro en el mismo lugar..
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Un abrazo.
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