El relato de la agonía puede resultar más doloroso que el dolor mismo de quien adolece. Claro, puede resultar más filoso si en la mente aún vive la imagen de la muerte misma o peor aún, en el corazón, que únicamente parchó el espacio arrancado por la ausencia, por SU ausencia.
En verdad que resulta difícil empezar a entretejer el vacío que me dejó haberla perdido y ahora que leo cómo pudo haberse sentido me hiere aún más, se me nublan los ojos, la voz se me entrecorta y yo, atento a como se cruzan las hebras que en conjunto harán una estructura tan sólida como el mismo cariño que tuve cuando estabas conmigo. Dios, en verdad que no es sencillo y mucho menos veloz todo este proceso, trato de reponerme pero los recuerdos me deshilan.. supongo que es cuestión de ganarle al tiempo y seguir tejiendo..
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