En mi clase de "Géneros Periodísticos Interpretativos" estamos haciendo un ensayo de "mesa de redacción" lo que quiere decir que varios de nosotros hacemos notas que se las damos nuestros jefes de sección (compañeros que por su habilidad periodística fueron designados como tales por el profesor) que a su vez se la dará al editor (el profesor) y ésto fue lo que hice:

El primer round está perdido. Se lo atribuyo a que no conocía bien a mi contrincante y mucho menos su técnica para evadir mis experimentados golpes, sin embargo, la pelea aún no termina.

Desde pequeña, las matemáticas se me han dificultado no obstante, mi madre me ha contratado entrenadores profesionales para no salir tan golpeada en los encuentros. Esta ocasión fue distinta. Me encontraba en las peores condiciones que como estudiante podía estar. No funcionaron mi crochet y mi swing que tantas veces noquearon a profesores de otras materias; parece ser que me encuentro ante uno de los adversarios más fuertes de mi carrera.

Segundo round: perdido. La situación va de mal en peor y ni poniéndome en guardia funciona para salir menos golpeada. ?Estoy dispuesta a todo? le dije, y fríamente me sonrió mientras pedía esquina. Pasaron las clases y nuestros encuentros se hicieron cada vez más cercanos. Entrenábamos de la manera más profesional posible todos los días hasta que un golpe bajo hizo que las prácticas terminaran, me había propuesto que fuera a un entrenamiento con la mente abierta. Un poco de intuición femenina me bastó para saber que se trataba de algo más que un simple entrenamiento; sus deseos de practicar no solamente uppercuts y jabs eran evidentes. Tenía miedo, lo que aparentaba ser una simple asesoría terminó por ser un acoso de parte de mi profesor de estadística.

El tercer y último round estaba por comenzar. Había hecho todo lo posible para salir victoriosa en el encuentro; tal vez no ganaría por knockout pero sí por una diferencia dramática de puntos. Por fin el día del examen final llegó, la lluvia de golpes no se dejó esperar y entre un ambiente de confusión los resultados estaban publicados: había perdido.

El profesor sabía perfectamente de mi resultado y quería que lo tratáramos de manera personal. Así pues, con la astucia que el box requiere, me hice acompañar de un amigo junto con el cual, no solamente cambié mi nota a 72, también le conecté un gancho a su orgullo.

Ante esta crónica mi profesor dijo que mi final era como "prender el boiler y no meterse a bañar" y tiene razón, pero la plática se tornó más sexosa, más cachonda al relatar lo que le podría hacer falta y no se si ya estaba sugestionado, pero mi tutsi pop terminó siendo otra cosa...


Paletas fálicas

No pude concentrarme después, terminé por tirarme al suelo de la risa y el profesor lo notó... gosh.

mood: noquieroiralaMalinchemañanaalas5.30am
audio: JoséGonzález.Heartbeats
extra: Viernes en casa: unbelivable