Su monito Lincon se lo regaló su mamá en su cumpleaños #5 y como buen juguete nuevo, Ágata lo traía para todos lados y es que pareciera ser el hermano que nunca tuvo. Llevaba puesto el mismo perfume que ella, su sombrero de copa se limpiaba todas las noches del polvo acumulado del día, y la barba era peinada en las mañanas para mostrarse como todo un Juguete que la gente tenía que admirar.
Un día, las cosas cambiaron para mi niña. Cuando regresó de la escuela se dio cuenta de que un gran auto negro se encontraba al frente de la puerta de su casa. Desconcertada, apresuró el paso con tal magnitud que la mochila aguamarina se zafó de sus hombres cayendo al piso y desbordando los útiles que llevaba al colegio. Sus cabellos reflejaban el radiante sol que se iba a apagar esa misma tarde. Se llevaban a su madre sobre una camilla azul que era sostenida por dos hombres. Nunca entendió lo que pasó esa tarde pero jamás volvió a ver a su madre.
Jamás preguntó por su madre desde aquella vez, pero seguía ayudando en los deberes de la casa y todas las tardes regresando del colegio pasaba por la misma carnicería solamente para recordar lo que se sentía ser una niña otra vez.
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1 Comentarios
Será que ahora caza y doma leones porque quiere sentir que tiene el control sobre la vida, la vida de los demás??? para que no se le vayan más...
poor agatha... poor dear... poor Lincoln
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