¿Quién lo iba a decir?, el Muro de los Eucaliptos, y El Gran Océano Azul tienen una continuación:
El tiempo continuó su marcha desde que el barco zarpó aquélla vez. Los primeros días de ausencia se convirtieron en rasguños al alma de nuestro caballero, que por más que trataba de enmendar, se desgarraba a cada puntada (cual maldición de magnitudes épicas). Quizás el corazón del caballero se pudiera comparar con los pantaloncillos de los pequeños; rotos, cosidos a doble hilo y con manchas de tierra y de sangre cuando sin querer tropiezan con una piedra en su andar- Pero nuestro héroe no tiene la edad de la inocencia sin embargo en su forma de amar permanece esa ternura y honestidad de chicos, con el toque de la pasión que a su edad le da la fuerza para seguir adelante
Con semejante combinación continuó con su vida; con batallas que lo único que causaban en él era escozor ante el recuerdo del amor que partió ¿para volver? no me atrevería a contestar; sin embargo el destino le va a jugar a su favor. Los reyes del feudo voltearon uno a otro para decidir el futuro de lo que sería el combate más arduo de la vida de nuestro caballero y decidieron contruirle el barco más extraordinario que se haya contado y visto jamás. Con él, recorrerá los mares en busca de su amor de quien se despidió alguna vez.
Los martillazos suenan toda la noche, las mejores maderas son traídas desde tierras lejanas, el bullicio provocado por el furor de la gente ante La Gran Obra es cada vez más intenso conforme el galeón va tomando forma, los trabajos son detenenidos únicamente para ser revisados por los reyes; comienza a estar listo
Se acerca el día, nuestro caballero se prepara y ansía que llegue el momento...
Empiezo a estar listo... y tu? Dioses denme paciencia y sereneidad...
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