¿De dónde eres? al igual que ¿cómo te llamas? es una pregunta, que al contestarla le da un patrón al interrogante sobre quién y cómo eres. Por mi parte, necesito más que esas respuestas para poder saber del otro pero mi caso es distinto. Verán, llevo 23 años viviendo en el mismo lugar, en la misma casa y en el mismo barrio.
Como todo, estar en el mismo sitio trae sus ventajas y desventajas. Este lugar tiene todas las bondades de la ciudad sin serlo y los beneficios de provincia sin estar lejos de la ciudad. Esta combinación trajo algo que hasta ahora entiendo; cierto conformismo que te mantiene aletargado y de no despertar, podrías quedarte en el mismo sitio de por vida. La gente, pese a que es la misma, ha crecido y se saludan, aunque no se conozcan, todas las mañanas mientras salen a correr. El súper por su parte, lleva 40 años en la avenida principal por lo que manejar más de 15 minutos para ir de compras sería una exageración, a menos que lo que busques sean "precios bajos".
Mi colonia se hizo de un sueño, de querer tener una vida de ciudad apartada de ella. Se trata de un sueño hacendario donde los bebederos de los caballos forman parte del mobiliario del Gran Parque, las caballerizas son ahora pequeñas extensiones de jardín escondidos detrás de las casas y el decorado de ellas según su arquitecto, "es en sus colores y en sus espacios donde se hace presente el sentido del lugar, identidad y pertenencia que la arquitectura provocan".
Al paso del tiempo, mi barrio al igual que mi casa ha cambiado, actualmente el súper ya no es el único establecimiento en la avenida principal, las dos iglesias de la colonia ahora tienen su
target bien definido pues no es lo mismo ir a "San Judas" que a "la Corpus", ir a tomar un helado ahora resulta una decisión complicada ante la gran cantidad de oferta que hay y ni siquiera la "heladería tradicional" se salva de los grandes corporativos. Mi casa, a pesar de continuar con su misma fachada por dentro no es la misma que hace 23 años; ya tiene un cuarto "vacío", 2 gatos más de los acostumbrados y un habitante que ya tomó lo neceario de ella.
Hoy que lo pienso. la indefinición de mi barrio y la construcción de éste en un sueño, dijeron mucho de quien soy pero sin definirme del todo y me da gusto por ello.
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